viernes, 28 de junio de 2013

Principios básicos para el desarrollo integral de la sexualidad


  • La educación integral de la sexualidad es la educación de todo lo que somos como varones y como mujeres. Lo importante es enseñar a amar, es decir, aprender a dar y a recibir, a comprometerse y a vincularse personal y responsablemente con el otro.
  • Los valores siempre han de formar parte de las explicaciones, la educación sexual no consiste solamente en transmitir conocimientos sino en desarrollar habilidades para desplegar la libertad responsable y la capacidad de amar.
  • Todo niño es una persona única e irrepetible y tiene derecho a recibir una formación personalizada.
  • La educación integral de la sexualidad se da a partir de las vivencias, las identificaciones, el ejemplo. No consiste en una conversación solemne. Cuando se establece el diálogo, es conveniente que se dé en forma natural y desde lo cotidiano.
  • Es bueno que los padres den información con delicadeza, de manera gradual y en el momento oportuno. Hay que tener en cuenta el grado de desarrollo intelectual y afectivo de cada niño.
  • El lenguaje ha de ser claro, sin sobrenombres, apodos ni metáforas confusas.
  • No es necesario mostrar imágenes fuertes y mucho menos grotescas.
  • Antes se insistía en responder al niño a partir de su pregunta, pero sabemos que hay niños a los que les cuesta preguntar. En esos casos no podemos dejarlos sin formación. Es importante que los adultos abran espacios de diálogo.
  • No es necesario que las explicaciones a la niña se las dé la mamá y al varón el papá. Ambos —o uno de los dos, según las circunstancias— pueden hacerlo si lo hacen con idoneidad, delicadeza y confianza.
  • Los padres han de crear un clima de confianza propicio para que los hijos puedan contar y preguntar todo cuanto quieran. Así, los hijos podrán recurrir a papá o a mamá ante cualquier inquietud, duda o problema, seguros del amor incondicional que sus padres sienten por ellos.

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